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Arquitectos: Rodrigo Villalobos, Rubén Muñoz
- Área: 1818 m²
- Año: 2010
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Fotografías:Nicolás Sáez, Rubén Muñoz, Gustavo Burgos, Camilo Bustos
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Potenciando el carácter público del campus universitario, las bases del concurso -tras la devastadora inundación sufrida el año 2006- propusieron construir un nuevo acceso generando relaciones de apertura hacia el barrio. Con esta finalidad, protegiendo de las copiosas lluvias locales, se liberó parte del primer nivel: una plataforma de madera elevada sobre la cota de inundación se constituye como corredor peatonal cubierto, aproximándose por momentos a las clásicas galerías urbanas penquistas, con sus transparencias y reflejos.
Respondiendo a la mala calidad del terreno, junto con algunos muros de hormigón visto pulido, la obra se estructura fundamentalmente en acero, explicitando con sus diagonales su resistencia al sismo, con una expresividad cercana a la obra gruesa. La arquitectura no será mucho más que su estructura.
La versatilidad de usos, junto a la restringida economía propia del ámbito estatal universitario, obligó a una concepción de planta libre, evitándose mediante diversas operaciones su carácter neutral. Con este fin, la principal lógica del proyecto consintió en vaciar un volumen de madera: abriéndose en sus extremos hacia el follaje de los árboles de la Avenida Los Plátanos y del parque interior, realizándose incisiones verticales en sus caras laterales y sustrayendo tres vacíos verticales, inundando de luz cenital el interior y el corredor exterior. Todo lo anterior para constituir un interior donde se insinúan posibles usos, permitiendo diversas instancias para la lectura: rodeado de libros, entre las transparencias de los vacíos de luz, los pilares de acero y el follaje de los árboles, desarrollándose un proceso de hibridación tipológica, entre un corredor y una galería, que por momentos se torna patio de luz o de agua.
Como estrategias de climatización, se optó por un piso radiante, se contemplaron ventilaciones pasivas, direccionando la presión natural de las brisas estivales, y se consideró una piel exterior ventilada con un tinglado de madera de pino.